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Después de unas copas en la fiesta de mi compañero de trabajo, su amiga vino a mi apartamento y terminamos teniendo una fiesta privada.
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En el apartamento, cada rincón parecía guardar secretos sensuales y promesas tentadoras.
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La pechugona vecina siempre lo seducía con sus encantos y lo invitaba a su apartamento para pasar la noche juntos.
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La madrastra de mi amigo tiene un culo increíblemente redondo y apretado que no puedo resistirme a tocar cada vez que tengo la oportunidad.
La estudiante de arte que conocí en la galería me invitó a su apartamento para ver su obra, pero terminamos creando una obra juntos.
El apartamento se llenó de suspiros y gemidos intensos mientras la madre de su amiga experimentaba el placer.
Sus miradas se entrelazaron en un juego de seducción irresistible.
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